(Diario Clarin / 25-10-07) "Las estadísticas revelan que hay dos choques por minuto en el país". De este modo, en un año, ocurren alrededor de un millón de accidentes.
Según el CESVI, en los últimos ocho años el promedio de personas muertas y heridas aumentó un 69%. El cansancio, la distracción, el alcohol, las altas velocidades y el aumento del parque automotor, entre otros, son las causas señaladas por los expertos y especialistas.

Hace algún tiempo recibí del ISEV una nota donde el autor (Dr. Eduardo Bertotti, su director) se preguntaba ¿Hasta “cuanto” esta dispuesta la sociedad a invertir en Seguridad Vial?

Y decía que esta respuesta estará determinada por el “nivel de riesgo” que, cuantitativamente hablando, percibe la sociedad. Cuanto menor sea esa percepción menor será la disposición a invertir en “seguridad”.

Y en esta materia, a criterio del autor, la sociedad argentina tiene tanta percepción del riesgo vial, como un niño de cinco años tiene frente a un tomacorriente eléctrico.

Según Bertotti,  en ello radica la abismal diferencia con otras sociedades. En estas últimas las sanciones y multas son más severas porque se tiene una mayor percepción social del riesgo vial que genera una conducta inapropiada. Son también mayores los esfuerzos dedicados a la Educación Vial porque existe una mayor percepción del riesgo vial al que cotidianamente se expone el individuo.

Es que la “viabilidad” de que una sociedad evalue tamaña inversión es resultado directo de la suma del nivel de percepción de riesgo vial que posee la mayoría de los individuos que la integran. Y tal percepción de riesgo se evidencia en las respuestas a un conjunto de preguntas al individuo:

¿Cuánto estoy dispuesto a pagar (por peaje o impuesto) para reducir el riesgo vial circulando por una vía sin cruces a nivel, mejor iluminada y señalizada, que por una alternativa menos segura?

¿Cuánto estoy dispuesto a pagar para que mis hijos viajen al y desde el colegio en vehículos seguros y con Conductores Profesionales?

¿Cuánto estoy dispuesto a pagar por verificar que mi vehículo se encuentra en las condiciones de seguridad adecuadas para el traslado personal y de mi familia?

Son numerosas las preguntas. Pero lo importante es que cuanto mayor sea esa “disposición a pagar” individual y mayor la cantidad de individuos dispuestos a “comprar seguridad vial” en una sociedad, mayor será en ésta la “percepción del riesgo” y mayor su “disposición a invertir” colectivamente.

Más aún, tal sociedad deberá dar respuesta a ¿Cuánto pretende que “pague” quien elude esa “inversión” y quien acentúa el nivel de riesgo vial en la infraestructura pública por la que transitan los demás?

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Hace unos días, en la Ciudad de Buenos Aires, la legislatura porteña estaba tratando un nuevo sistema de puntaje para los conductores de vehículos automotores cuando un grupo de patoteros (sindicalistas de los taxistas, colectiveros y camioneros), con violencia y por la fuerza logró que se dejara de tratar este tema y, más tarde logró que se atenuaran las sanciones. Esgrimían como argumento que se "cercenaba su derecho constitucional a trabajar"

 

Por no ser un especialista en el tema no puedo evaluar u opinar sobre la corrección o la calidad de la norma que se estaba tratando pero sin ningún lugar a dudas sería algo mejor que la "nada". Esa "nada" es lo que hoy nos "protege".

 

Una pregunta: ¿ qué es más importante, el derecho a trabajar de un conductor de auto, taxi, colectivo, camión o remise que atropella y mata a una persona o la vida de esa persona que se hubiera salvado si ese individuo estuviese sancionado sin posibilidad de conducir un vehículo ?

 

Evidentemente la percepción de los ciudadanos de nuestro país hacia lo que significa la seguridad vial es muy, pero muy baja, hasta . . .  el día en que algún familiar resulta afectado.

 

Esto no es "joda". Un conductor de un vehículo automotor tiene que saber que no puede equivocarse cuando maneja. Porque un error, por pequeño que resulte, puede significar la vida de una persona. Sancionar no es reprimir. Sancionar es defendernos.