¿Qué tipo de destino las AFJP dan a
los aportes previsionales como para sostener que se estaría poniendo en
peligro el futuro de los jubilados? Según
la Superintendencia de AFJP entre el 2003 y el 2008 se generaron $31.000
millones de aportes, netos de comisiones, que fueron invertidos de la
siguiente forma:
• Aproximadamente $18.000 millones
(57% del total) fueron destinados al financiamiento del sector público
a través de la compra de títulos públicos y otros tipos de activos
donde prevalecen los bonos del Estado post-default.
• Aproximadamente $12.000 millones (40%
el total) fueron destinados al financiamiento del sector privado
nacional mediante compra de acciones y obligaciones negociables de largo
plazo, fideicomisos de consumo, plazos fijos y fondos comunes de inversión.
• Apenas $1.000 millones (3%) fueron
a la compra de activos en el extranjero.
Los datos muestran que la mayor parte de
los fondos del régimen de capitalización van a financiar al Estado. Por
lo tanto, el riesgo al que las AFJP exponen a los futuros jubilados está
asociado fundamentalmente a la posibilidad de que el Estado incumpla con
las obligaciones de deuda pública. La experiencia en lo que va del 2008
es muy clara. Hasta octubre, los fondos del régimen de capitalización se
desvalorizaron un 25%. El “riesgo país”, esto es, la percepción
de que el Estado argentino incumplirá con sus obligaciones, creció en el
mismo periodo desde 400 hasta 1.787 puntos. En otras
palabras, la credibilidad del Estado argentino se “desvalorizó” un 78%.
Esto lleva a enfatizar algunas
conclusiones. En primer lugar, difícilmente los ahorros del régimen de
capitalización no se desvaloricen cuando mayoritariamente son destinados
a financiar a uno de los deudores que menos credibilidad genera en el
mundo (el Estado argentino). En segundo lugar, difícilmente el régimen
de reparto signifique más robustez y protección si el que lo administra
es el mismo que hizo desvalorizar los fondos de capitalización un 25% porque
perdió un 78% de credibilidad en sólo 10 meses.
Por lo tanto, la esencia del problema no
pasa por la organización del sistema previsional –donde con mucha carga
emotiva y poca racionalidad se plantean las dicotomías “reparto versus
capitalización” o “ANSES versus AFJPs”– sino en la insolvencia
estructural del Estado. Si el Estado sufre de una tendencia estructural
a gastar por encima de sus ingresos, fatalmente el ahorro interno tiene
altos riesgos de expropiación. Ocurrió ya varias veces con los depósitos
bancarios, la declaración de default de la deuda pública y la apropiación,
por diversas vías, de los ahorros acumulados en el sistema previsional.
En esta perspectiva, la caída del régimen
de capitalización es un eslabón más dentro de la sucesión de actos de
expropiación. Por eso, las personas con mayores ingresos fugan de
manera masiva sus ahorros al exterior. Quienes tienen capacidades más
modestas apelan a invertir en moneda extranjera, en muchos casos,
sufriendo la angustia de que en algún momento el Estado decida apropiarse
también de los ahorros acumulados en las cajas de seguridad. En cualquier
caso, se trata de gente que legítimamente busca –como en cualquier país
civilizado– proteger sus ahorros, sólo que en Argentina no se le da la
posibilidad de hacerlo por un canal que permita financiar la inversión
productiva.
La decadencia argentina está íntimamente
asociada con la fuga masiva de ahorros. Las etapas de reactivación
(como la experimentada desde la crisis del 2002) no pueden ser sostenidas
porque la inversión es insuficiente. Y es insuficiente porque el ahorro
doméstico se desvía al exterior debido a la falta de alternativas de
inversión confiables. Por eso, es central construir un Estado fuerte, que
sea capaz de fijar reglas de juego racionales y hacerlas cumplir, que sea
eficiente para cobrar impuestos e inteligente para asignar el gasto.
http://www.idesa.org/v2/noticias.asp?idnoticia=426